Tan dulce cerrar los ojos
y dejarse llevar por las aguas
que llevan al suave reino del frío
Oh sí, entregarse al invierno
como a un viejo amor
que emerge de las turbias sombras
de la memoria.
Tan suave cerrar los ojos
y dejarse llevar por los cielos
que llevan al corazón de la noche.
El alma leve
ya sin el lastre de la alegría,
frágil como un soplo,
como si aquel bello muchacho
pronunciase tu nombre
a través de la niebla del tiempo.
sábado, 29 de agosto de 2020
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