miércoles, 22 de abril de 2020

La noche

Vengo del crudo invierno,
de blancas madrugadas sin luna,
y de las vastas estepas de tierra roja. 
  

Pedí mi ración de amor como si el amor  fuese
 una rebanada de pan y mantequilla.

Vengo del amarillo hiriente y de las tardes de verano,
de los grillos, los sapos y las lejanas estrellas.
Escondida bajo la cama,  lejos de los alaridos del hombre
que se arrastra por los suelos como una alimaña.

Vengo de la bella noche que me salva de mi misma,
mientras la soledad  acecha
entre las cascadas heladas, entre los secos rastrojos,


Abrázame  en la oscuridad y cántame
 como canta el viento en las alamedas. 

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