domingo, 12 de abril de 2020

Descanso

Cerrar los ojos, vaciar las manos,
dejar que la cabeza se ablande
sobre el regazo de la hierba. 
Sentir el viento como un dedo
conmovido sobre la piel templada. 
Mirar el cielo, observar los cuervos
ajenos a la soledad de los fiordos.
Contemplar su luminoso plumaje, 
tan alejado de  las voces y los gestos
 y subir el alma a sus  duras alas,.
Dejarse ir como  una mariposa
ignorante del valor del tiempo.
Y olvidar, olvidar...
 esta dura carga de ser humana. 

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