Olvidó la última vez que comió
y que estaba de luto.
Olvidó mi nombre,
y la muerte del hijo
Olvidó que era viuda
que había sufrido
y se había resignado.
Olvidó la miseria
y las manos heladas.
Olvidó la crueldad de quienes
la golpearon duro.
y los largos días de hierro,
Olvidó cerrar el grifo del baño,
bajar el fuego de la hornilla,
cerrar la puerta al salir
y apagar la luz al acostarse.
Olvidó quien era
y regresó a las noches azules
a las lunas temblando en los charcos,
al ondear sedoso de las espigas
y a la casa de la infancia,
para convertirse en niebla
y poder hablar con los fantasmas.
lunes, 25 de mayo de 2020
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