miércoles, 3 de noviembre de 2021
Exilio
El tren llega a las dos y cincuenta y nueve.
Está prohibido dar comida a las palomas
y los gorriones durante la espera.
Las puntas de los paraguas
traen la lluvia del pasado, aquí adentro.
Brillan las botas y los impermeables
y el asfalto color petróleo.
Hablan una lengua extraña
y son altos y pálidos como lirios.
Recuerdo mi tierra, sus sucios trenes
y su gente oscura. Hoy cae la tristeza
como nunca
sobre un cementerio sin tumbas ni flores
Olvidaremos el rastro de nuestros muertos
para no excitar a sus asesinos.
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