El libro de Ciencias Naturales
olía a nuevo
sobre la vieja mesa.
El cielo estaba turbio
y posaba su triste humedad
sobre el silencio de la sala.
En la montaña temblaba
la primera lluvia del otoño.
Sobre los escasos árboles
de las tierras secas del Sur
aún se estremecían
las últimas hojas del verano.
Los pájaros se habían reunido
sobre los cables eléctricos
para volar juntos a África.
Mi padre había bebido.
Mi madre había llorado.
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