En los años sesenta
En los años sesenta el dictador
ya dormía como un tronco
junto al esqueleto de su santa esposa
Los muertos estaban bien muertos
y los vivos eran solo espíritus
por las veredas del olvido
En los años sesenta eramos el estrecho
que nos separaba de África
y los recuerdos que nos alejaban
de Rusia
Las mujeres rezaban, los hombres bebían
había burros, golondrinas y grajos
y había días de guardar.
Los inviernos eran lentos y crueles
y los veranos pasaban
en un suspiro.
Entre pájaros melancólicos. ciudades mansas
y noches de luna,
el maldito río del tiempo
seguía su curso, sin prisa y ya sin rabia.
En los años sesenta el autocar de las siete en punto
comenzó a devorarlos lentamente
Eran sombras en la niebla
que dejaban candados y telarañas
en las puertas y silencio en las casas
y figuras sin dueño en las calles.
A las siete en punto,
cajas de cartón, ojos color tristeza
y la vida que sigue, amigo, está de Dios.
Se marcharon casi todos, pero ninguno se fue,
jamás,
se quedaron allí, para siempre.
En las tumbas sin nombre
y en su memoria sin patria
y en los cuentos de los viejos
Ah sí la Mariquita
que se casó con el hijo del Grajo
y tuvierno ocho hijos
uno de ellos estaba loco.
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