Las palabras ya no atraviesan
la niebla como caballos desbocados,
no rompen el papel,
no inflaman el alma.
Escribir versos, cuando ya
no se cree en el futuro
ni en la vida
ni en los hermanos
Escribir versos a ese vasto desierto
que se presenta trás los cristales
atravesado por los cables eléctricos
Solo los cuervos y las urracas
y ese instante en que nos miramos
persiste
y puede llamarse aún
poesía.
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